miércoles, 7 de septiembre de 2011

Once upon a dream...


Con la vuelta al cole de mañana, creo que esta es la mejor entrada que podía recuperar de mis antiguas notas :)


Siempre supe que ser soñadora y vivir en un universo paralelo me traería problemas pero... cuando ese ingenio, cuando esa fantasía hace de la cosa más pequeña lo más grande para alguien... es cuando merece la pena.

Desde hace unos días, hay una mariquita amarilla que vive en mi oreja. Es una mariquita que "mis" niños de tres años intentaron matar a pisotones un día en el patio. Sí, yo la curé con betadine y le hice una casita. Desde entonces, no matan mariquitas, y no lloran cuando "se hacen pupa" y hay que ponerles betadine.
Además comen más rápido, para poder ver a la mariquita, porque temen que si tardan mucho se habrá ido volando y habrá desaparecido...

Se comen los champiñones que tanto odiaban (y hasta repiten) para salvar a Súper Mario, porque son setas que él ha matado saltándoles en la cabeza, y si no se las comen, resucitarán e irán a atacarle de nuevo.

Comen zanahoria porque creen que así sus brazos serán igual de morenos que los míos cuando jueguen en el sol a la hora del patio.

El melón es una chuche, y la naranja tiene poderes que les harán correr más rápido y chutar más fuerte.

Son los héroes del mundo y tienen "mucha bola" porque en vez de presionar sus bíceps para comprobarlo, se tocan el codo.

Sus misiones consisten en ser encargados de vigilar un tren o tirar los papeles a la basura.

Andan despacito y de puntillas, intentando no chillar, para no despertar al fantasma del pasillo.

Si beben mucha agua les salen ranas en la tripa, por eso ya sólo beben cuando tienen sed.

Los aviones que sobrevuelan el cielo son los Reyes Magos que vigilan que sean buenos para no quitarles sus regalos.

Nemo es su héroe porque nada muy rápido a pesar de tener una aleta pequeñita.

Son capaces de meterse en la boca cucharadas gigantes porque le han robado la mandíbula a Simba y a Nala, y si no la aprovechan, vendrán las hienas a quitársela, que están en la puerta, expectantes.

El puré mágico está hecho de ingredientes secretos que sólo los mayores conocemos, y es el plato preferido de Bob Esponja.

Su mayor temor es enfrentarse a un cocinero muy alto y grande, que grita mucho y pega collejas muy fuertes.

Su mayor ilusión, que llegue el viernes para que les pinte las "uñas de princesa".

Les fascina hablarle al móvil y luego oírse, y no entienden quién hay al otro lado del teléfono.

Ser malo es tirarse de cabeza por el tobogán, y ser bueno, compartir.

Las heridas se curan con besos mágicos que reciben instrucciones en susurros que ellos no pueden oír. Yo les regalo el beso, que ya sabe lo que tiene que hacer, y ellos se lo ponen donde les duele, y se guardan uno de repuesto en el bolsillo, por si en un ratito les vuelve a doler. Inmediatamente dejan de llorar y echan a correr...

Un beso y un abrazo acaba con cualquier pelea o enfado.

Cuando no tienen hambre, se lo comen todo igualmente, porque tienen que hacer que el bicho-bola imaginario que vive en sus bolsillos crezca y se haga fuerte como ellos.

Y así, mil historias de fantasía más, que hacen que verles sonreir sea lo más grande del día.
Por eso, si ellos son capaces de ser felices gracias a mis sueños, ¿por qué iba yo a querer dejar de soñar?

Y es que, yo de mayor quiero ser... pequeña! Y no perder nunca esa fantasía...

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