jueves, 20 de junio de 2013

Desgracias, Fortunas y Desperados.

Que tú no te vas a enamorar. Que no. Que tú no. Que no te enteras. Que no es por hoy. Que es por nunca, que es por siempre...
que será así siempre.

Que quieres y lo intentas.
Que das, das, das...
Que subes y subes y subes.. y bajas. Y otra vez subes y subes y subes.. y sigues subiendo.

Que imaginas, que sueñas, que adornas.. caminas.

Que despiertas, que añoras, te largas.. esquivas.

Que vuelves a subir.

Y bajas.

ysubesysubesysubesy.. fuuuum!! Al suelo, de golpe.

Que no sabes, que no puedes..

que no. Que tú no.

Que tú no te vas a enamorar...

...

Hasta que llegue el día en que, sin darte cuenta, lo hagas.






















Este te lo regalo. 
Para tí para siempre, porque lleva tu nombre. 
Por todas esas confesiones entre desgracias, Fortunas, y Desperados.








Dibujo by Patrisue. Gran artista , gran crítica, y gran amiga.



domingo, 9 de junio de 2013

De relojes de arena e incendios no extinguidos..

Cuando quiso darse cuenta se había hecho demasiado tarde.
Era de noche y llovía a cántaros en pleno verano. 
Una lluvia de esas en que estar 30 segundos al descubierto tenía el mismo efecto que darse un baño nocturno en la piscina de la urbanización.



El reloj de arena se había dado tanta prisa al dibujar la montaña en su parte de abajo, que no le había dejado reaccionar.


Se acordaba de él todos los días.
Aquél, más aún, pues era su cumpleaños y todavía le faltaba valentía para coger el teléfono y llamarle.



Y en ese momento fue consciente de que se arrepentiría cada día de su vida de no haberle dado todos los besos que quiso, de no demostrarle cada cosa que sintió, de no luchar por aquéllo que tenían y que ardía cada vez que se rozaban..

Y en ese momento fue consciente de que se arrepentiría cada día de su vida, porque ya, con nadie más, ningún día de esa vida sería igual.




Nunca estuvo en mis manos pero siempre estuvo en mis planes.



domingo, 2 de junio de 2013

El día que descubriste que te faltaban las ganas.

Cuando te falten las ganas pregúntate cómo acabaste allí, qué te llevó hasta allí.

Pregúntate si estás ahí sentado porque quieres, o porque no sabes de qué manera coger la puerta e irte.

Cuando te falten las ganas no digas nada a nadie, calla, otorga... túmbate contigo y discute con tu Yo del futuro.

Pelea, planea, analiza, descubre... pero disimula. Ante todo disimula.. que nadie debe notar que te faltan las ganas, porque entonces créeme, es mucho peor... Para todo.

Si quieres dejar algo, hazlo. 
Si lo que tienes no te gusta, dilo. 
Si no vas a aguantar hasta mañana, no esperes. 
Si vas a cambiar de rumbo, despídete. 
Si vas a seguir ahí, despista... pero espabila; espabila a pasos agigantados.

No controles, nadie lo hace. 
No abandones mientras te quede la mínima duda de que merece la pena.
No des de ti menos de ese 80% tuyo.
No salgas por la puerta de atrás creyendo que no va a enterarse.

Sólo hay dos cosas que puedes hacer cuando te falten las ganas: buscarlas, o salir corriendo... pitando, sin esperar a que te echen.

Porque las ganas sólo faltan porque te falta algo más grande: motivación, deseo, emoción... tripa. 

Las ganas sólo faltan cuando te falla la tripa, y si te falla la tripa... sal de ahí, porque entonces sí: estás perdido.




Y el día que descubriste que te faltaban las ganas lo descubrí yo también... 
pero no te dije nada.









De noches de insomnio y vagabundos recuerdos


Ya no había nadie a las puertas de aquel cielo. Nadie que le dijese lo que estaba y no estaba bien, lo que era o lo que dejaba de ser.

Hacía tiempo que había aprendido la lección, que sabía de pé a pá cuál era exactamente toda su teoría, a pesar de que nunca supo aplicarla.

Aquélla noche de insomnio se asomó a la ventana, con el único objetivo de mirar los coches que pasaban embalados por la carretera, sin prisa, sin frenar, sin importar si el semáforo era verde o “verde oscuro”, porque nunca se paraban.


Aquélla noche de insomnio, aún no sabe bien por qué, se acordó de él. Le veía cada mañana al llegar al gimnasio. Dormía entre tres o cuatro mantas, y tenía sus más preciados tesoros al cobijo de su almohada: un libro de Pablo Neruda, un cenicero, una radio y unos cascos, tabaco de liar y una botella de Coca-Cola.

Cuando ella salía después de su clase le encontraba barriendo su metro cuadrado, o volviendo de lavarse la cara en el baño del instituto público que había a su espalda.
A menudo se atontaba mirándole con disimulo, por el rabillo del ojo, mientras ataba su bici en aquéllos hierros que él utilizaba para protegerse; y se preguntaba qué desgracia de tal magnitud pudo sucederle para terminar allí, para terminar así.

Tras días y meses de encuentros y miradas, y algún que otro “hasta luego”, se armó de valor para llevarle un par de botellas de su bebida favorita, un pack de latas de atún y un paquete de pan de molde que había ido a comprarle la tarde anterior.
Pero cuál fue su sorpresa cuando, al llegar aquélla mañana en que el aire ya era fresco, él no ocupaba su metro cuadrado de asfalto, sus cosas no estaban, sus mantas… tampoco.

Pasaron los meses de invierno y de frío y le recordó cada mañana al atar allí su bici, preguntándose a sí misma qué habría sido de aquél anciano guardián de tesoros. Habría encontrado una vida mejor? Le habrían agredido? Habría muerto? Se habría mudado? …
Algunas de las posibilidades le desgarraban el alma y otras, sin embargo, la hacían sonreír.

Y cada día tenía la esperanza de que, con la llegada del buen tiempo, él volviese allí a dormir, y comprobar que estaba sano y salvo, y atreverse a preguntarle por su historia, y llevarle el pan de molde, el atún y la coca cola que volvería a comprarle la tarde anterior para alegrar su mañana.

Y cada día tenía la esperanza de que, con la llegada del buen tiempo, él cruzase su mirada con ella entre la gente, camuflado entre la muchedumbre, vestido con ropa y no harapos y cargado con algo que no fuesen sus mantas… porque en el fondo, ella sólo deseaba que él hubiese pasado a “mejor vida”… que hubiese dormido en una cama.







Mientras tanto suena "Las Noches de Insomnio", Niños Mutantes.