domingo, 21 de agosto de 2011

Sumergida

Ahí abajo las cosas se ven de otra manera... no es un caleidoscopio, pero también mola. Es otro tipo de cristal en aumento de un universo paralelo.


Sumergida oigo el balanceo de las olas y el susurro de los peces. El tintineo de las conchas que van arriba y abajo, delante y detrás.


Sumergida bailo con el agua (que no bailo el agua). Me atonto con la coreografía de las algas y el disfraz de camuflaje de cada especie.


Sumergida el mundo no existe, y sólo cuenta mi respiración.


A veces se oye el rugido de un motor de fondo.


A veces se encuentran tesoros.


Al asomarme entre las rocas mi única preocupación es encontrar un pulpito pequeño con el que jugar hasta que me llene de tinta la cara.


Sumergida la banda sonora la pone mi mente en turquesa...


Un día me olvidé de pasar las horas muertas en el mar, y el día en que me di cuenta, prometí que no lo volvería a hacer (olvidarlo).


Me encantaba bucear contigo, de tu mano... Enredarme en tus aletas y tirarte de la red haciendo ruidos de garganta para que me oyeses, porque había visto una dorada o una sepia, cuando aún quedaba vida en aquel mar. Me compraste un tridente y jugaba a pescar lenguados camuflados en los bancos de arena. Pasaba horas detrás de ti, observándote con tu fusil, convirtiéndote en mi héroe, aun con los pelos de punta por el frío y muerta de hambre. 
Me fascinaban esos días en que era tu niñita de 10 años y terminaba deprisa los deberes mientras tú dormías, para volver a patalear hasta que bajases conmigo otra vez al mar.
El campeón del día era quien cogía más caracoles para la cena, y nunca dejábamos de pelearnos.
A veces, para llamar tu atención hacía la sirena o daba volteretas sin parar, y tú me mirabas y sonreías.
Me moría por salir del agua emocionada para enseñar a mamá las marcas en mi brazo de los tentáculos del pulpo y merendar mi sandwich doble de nocilla.


¿Por qué dejamos de hacerlo? Supongo que fue porque crecí, pero no dejé de echarte de menos.



-Te paso la sal?
-No, gracias... allí no me hace falta.

















4 comentarios:

  1. Nunca somos demasiados mayores para hacer cosas de niñas....

    Pak

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  2. por fin puedo leer tu bolg... muy bonito pqña... algún día t haré un sandwich doble de nocilla para q no olvides la felicidad q t reportan esas pqñas cosas!! tQ! sil

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  3. Cuando era pequeña un sandwich doble me parecía gigante...
    Vosotras sois más grandes aún que aquella merienda y más infinitas que aquel mar!!
    Puedo quereros máaass?!?!?! :D

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