Voy a contaros la verdad sobre los ex. Rectifico: “mi” verdad sobre los ex, de la forma en que yo lo veo.
Da lo mismo hablar de ex novios/as que de ex rollos, siempre y cuando hayan tenido algo de peso en nuestras vidas.
Quizás sea demasiado atrevido por mi parte meter a todos en el mismo saco, así que procuraré no generalizar desde el principio.
Desde el punto de vista femenino, yo he vivido de cerca los dos principales tipos de ex novia. He sido ex novia, y he sufrido a alguna que otra ex novia de mis novios.
Cuando se dice que las mujeres somos “frías, calculadoras y manipuladoras”, muchas veces no falta razón. Y eh! Que esto no es malo! Que ya veo que las chicas se me echan al cuello!
Los hombres, por vuestra parte, sois algo más fáciles de manipular… aunque bueno, nosotras quizás también lo seamos en algún que otro momento.
Lo más preciado que tiene una ex es su “orgullo de ex”.
Cuando te enteras de que el que era tu novio ha rehecho su vida, te invade una necesidad sobrenatural por comprobar si le queda algún tipo de sentimiento hacia ti. Es una manera de recomponer tu “orgullo de mujer”, aunque tú tengas tu vida perfectamente estructurada y seas completamente feliz.
Sí. Es algo de la naturaleza. No me preguntéis exactamente por qué lo hacemos, pero es así. Sufrimos una especie de “enajenación mental transitoria” que no nos deja pensar con claridad y nos ofusca de tal manera que lo único que cuenta es conseguir nuestro objetivo: la prioridad en la vida del ex. Mareamos a la otra parte con la sola intención de descubrir si seguimos estando en primera línea de su vida.
En la mayoría de los casos, una vez nos hemos cerciorado de que todavía tenemos poder para tambalear el equilibrio emocional de nuestro ex chico en cuestión, desaparecemos. No queremos nada más. No queremos volver con él. Sólo queremos seguir sintiéndonos lo primero.
Supongo que esto ocurre porque no soportamos la idea de pasar a un segundo plano y que otra persona ocupe nuestro lugar o represente lo que antes representábamos nosotras.
Pero, puede que se de otro caso: que descubramos que el chico en cuestión pasa olímpicamente de nuestra persona, o que su novia actual es infinitamente más guapa, más simpática, más alta, más delgada y más estupenda que nosotras, lo cual nos hará enrabiarnos y perseguir con más ahínco el fin del que os hablaba al principio. Pero no por esto es diferente. De nuevo, cuando veamos con nuestros propios ojos que podemos influir mínimamente en nuestro ex, desapareceremos del mapa.
Si hay que jugar sucio, se juega. En el amor y en la guerra… ya se sabe, todo vale. Y no es ruin recurrir a chantajes emocionales, tirar de recuerdos bonitos o divertidos y adornar el pasado que en realidad fue algo más desastroso de lo que ahora parece, ya que, de lo contrario, no seríamos ex.
Por otra parte, cuando estás al otro lado, como mujer que eres, y dado que tú tuviste en alguna otra ocasión el mismo comportamiento que la ex actual de tu novio actual, sólo te queda sacar lo mejor de ti, aguantar, y luchar por él contra viento y marea. Da rabia, porque tú sabes perfectamente de qué manera está jugando ella sus cartas… que somos mujeres, coño! Pero claro, no puedes decir nada, porque parecerá que te ha entrado un ataque repentino de celos sin sentido.
En esta caza de brujas, a menudo ocurre una de estas dos cosas: bien tu novio te deja y se va con su ex, o bien te llevas tú el trofeo a casa.
Que te deje o no depende de cómo de afianzada esté vuestra relación, y de cuál sea tu límite y cuánto de ti estés dispuesta a dar.
Si se va con ella, no sufras, son pocas las ocasiones en que sale bien. Cuando una relación se rompe… uff, mejor de las segundas partes hablamos en otro post. Pero vamos, ya sabéis lo que pasa en el 85% de los casos.
Con el tiempo, lo bueno se magnifica y lo malo se difumina, con lo cual es fácil que una ex gane rápidamente terreno a una novia actual con sus artimañas femeninas. Pero cuando se vuelve a lo de siempre, la relación cae de nuevo por su propio peso.
Que sí, evidentemente también hay casos en que sale bien… pero por lo general suele ser cuando ya han pasado algunos años, y cada parte de la pareja ha madurado y evolucionado por su cuenta, ha tenido otras relaciones y aun así ha vuelto al principio… Pero no porque tu ex te busque y te manipule, así no, señores.
El caso de los chicos es distinto. Yo creo que a ellos se les da bien dejarse manipular, porque también se les da bien dejarse querer. Por regla general, es la chica quien tira del carro en esto de las relaciones. Si ella afloja… boooom! Y adiós muy buenas. Que sí, perdón, olvidé no generalizar! Ya sé que hay de todo… Pero bueno, yo me limito a exponer mi punto de vista, no a proclamar ningún tipo de verdad universal.
Un chico sabe aceptar la derrota. Bueno no, rectifico: un chico sabe cerrar puertas. Si se empeña en que no, es que no. Las chicas, por desgracia para nosotras, somos mucho más nostálgicas, e idealizar el mundo y las relaciones nos lleva a actuar como actuamos. Quizás sea miedo, no lo sé. Sinceramente, no lo he analizado demasiado.
Esto sólo ocurre con tu último ex y su primera novia después de ti; evidentemente, no vamos por ahí mareando a cada ex novio que hemos tenido a lo largo de nuestra vida! Y sólo ocurre cuando tienes miedo de no encontrar a alguien como él. Ya no le quieres como antes, ya no te gusta tanto, pero quieres lo que te daba. Esa estabilidad, esa seguridad de saber que no estás sola, esa complicidad. No, muy probablemente no quieres estar con él, pero tienes la necesidad de “cubrirte las espaldas” intentando retener eso por si lo tuyo sale mal o, en caso de que estés sola, por si ya no vuelves a encontrar lo que tenías.
Por desgracia yo he tenido que lidiar con varias ex. En realidad no sé por qué digo “por desgracia”, porque eso es lo que da juego a las relaciones, otro aliciente para dejarte la piel hasta ganar, otra manera de alimentar esa ambición cuya recompensa es tan gratificante.
Algunas me lo han puesto relativamente fácil. Otras sin embargo, intentaron hacerme la vida imposible. Y, sinceramente, no sé en qué momento hay que decir “basta” y mandar a tu novio a que le aguante su ex! Supongo que eso va con la personalidad de cada uno y el momento que esté atravesando en su vida. En cualquier caso, por azar o por saber hacer, pude con ellas. Quizás ayude el conocer sus cartas a la perfección, ya que todas en esa situación tenemos comportamientos demasiado similares.
Lo que tienen estas edades es que ya todo el mundo lleva consigo una “carga”: un ex de años, un primer amor, un corazón roto o un sueño de amor frustrado. Como en ese capítulo de “Como conocí a vuestra madre”.
Cambiando de bando, y por suerte, sólo me he visto en la tesitura de “ex mareadora” una vez en mi vida (que yo recuerde), y fue hace mucho, mucho, mucho tiempo. Eso sí, sé que llegará el momento en que vuelva a verme metida en ese personaje… o no, quizás no, porque de todo se aprende, y a mí, ya sabéis, como a los satélites… me gusta girar.